En las profundidades de un cenote seco, aproximadamente tres millones de murciélagos han encontrado su hogar. Esta comunidad, compuesta por casi una decena de especies, sale de las cuevas al anochecer en busca de alimento, creando un espectáculo que parece una danza coreografiada. Entre la fascinación y el olor a guano, los 90 minutos de vuelo desde el interior del cenote son un evento muy esperado. Ver a tantos murciélagos moverse en armonía nos recuerda la infalibilidad del instinto animal.
La cueva no es una atracción turística ampliamente anunciada, conservando su esencia espontánea. Los grupos de visitantes suelen ser pequeños y las señales están discretamente colocadas. La paciencia es clave, ya que los murciélagos emergen entre las 17:00 y 18:00 horas. El sitio ofrece una oportunidad íntima y sin estructura para presenciar un fenómeno natural de cerca.
Además de este impresionante vuelo de murciélagos, la zona del cenote es rica en biodiversidad. Los visitantes pueden encontrar diversas especies de aves, insectos y otros animales, convirtiéndolo en un paraíso para los entusiastas de la naturaleza y fotógrafos. Explorar el terreno circundante también puede revelar formaciones geológicas únicas y vestigios de antiguas civilizaciones que alguna vez prosperaron en la región. Esta experiencia proporciona una conexión profunda tanto con el mundo natural como con el tapiz histórico del área.
